DAÑO RENAL EN PACIENTES CON SEPSIS

Se ha planteado que la sepsis es la enfermedad más característica de las que se atienden en las unidades de cuidados intensivos. Así, las novedades publicadas recientemente en el 3er Consenso Internacional de Sepsis y Shock Séptico 2016; aportadas por la European Society of Intensive Care Medicine y la Society of Critical Care Medicine, han definido la sepsis como “la disfunción orgánica causada por una respuesta anómala del huésped a la infección que supone una amenaza para la supervivencia”. Estas definiciones dan un vuelco a lo que hemos definido como sepsis desde hace 25 años.
El término sepsis severa, no se contempla, al resultar redundante, y muchos cuadros antes definidos como sepsis, al cumplir los criterios de Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS) pero que no presentan fallo orgánico, se entienden ahora como cuadros infecciosos no complicados. El choque séptico se define actualmente como un “subconjunto de la sepsis”, donde los criterios clínicos incluyen la necesidad de vasopresores para obtener una presión arterial media (MAP) ≥ 65 mmHg y un aumento en la concentración de lactato > 2 mmol / L, a pesar de la reanimación adecuada con fluidos.
Se considera que la sepsis es la causa más frecuente de daño renal agudo en las unidades de cuidados intensivos polivalentes; su aparición establece un mal pronóstico en el contexto de la disfunción múltiple de órganos. El daño renal agudo (DRA) previamente llamada disfunción renal aguda (DRA), se caracteriza por el incremento reversible de la creatinina y desechos nitrogenados y por la incapacidad del riñón para regular la homeostasia de fluidos y electrolitos adecuadamente.
Generalmente, las mayores dificultades a enfrentar están dadas por los diferentes puntos de vista en el momento de definirlas en los que se tienen en cuenta el volumen de diuresis en un determinado período de tiempo, los niveles de creatinina sérica y los valores del filtrado glomerular (FGR), aspecto más relevante y que debe ser el elemento rector en los conceptos, en las clasificaciones del DRA y en la evaluación clínica de los pacientes.
Hay dos aspectos a destacar en el reconocimiento del DRA, en el año 2004 se publicaron las recomendaciones del grupo Acute Dialisis Quality Initiative (ADQI), consensuadas por un grupo de intensivistas y nefrólogos para el diagnóstico y la estratificación del riesgo en la disfunción renal aguda (DRA) según los criterios RIFLE y consensuaron una nueva clasificación y definición del DRA, la AKI: Acute Kidney Injury.
Diversos estudios en adultos y niños han analizado los factores de riesgo asociados al fallo renal pues el riñón recibe el segundo flujo sanguíneo más alto de los órganos del cuerpo, por lo que resulta muy sensible a las variaciones de la volemia. Esto explica en gran medida que la inestabilidad hemodinámica mantenida por más de 24 horas, la disfunción cardiovascular, la ventilación mecánica invasiva con empleo de PEEP ˃ 6 cmH2O, la respuesta inadecuada a la fluidoterapia, entre otros, se presente en el 51,3 % de los pacientes con sepsis grave que presentan afectación de la función renal.
Por reflejar un problema de salud importante en el marco de los cuidados progresivos, de la cual su incidencia real hoy en dia permanece desconocida, por no existir estudios estandarizados, entre los principales elementos, se realiza el presente estudio con el objetivo de caracterizar a los pacientes sépticos que presentaron daño renal agudo.

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